Nos hemos venido, en esta aventura literaria, encontrando con una belleza incomprensible para muchos, pero perceptible para todos. Un lenguaje divino. Es la melodía más pura de la vida, sin volver la música un simple elemento. Para quienes no comprenden, el título con esta afirmación toma un sentido lógico y razonable. Me refiero a la poesía: aquella composición de elementos bellos que fluyen en la palabra, aquella que vuelve una simple prosa en un hermoso fragmento.
El veintiuno (21) de marzo se celebra el día Internacional de la Poesía, así que Viajero Literario quiere hacer de esta entrada especial un poemario de cinco sonetos, algunos conocidos por muchos, y otros no tanto.
De cinco sonetos tendrán en total setenta versos de los que podrán aprovechar para sentir la poesía más propia. Aquí espero que encuentren la belleza escondida, por medio de la palabra.
1. Aquí. Hoy (Soneto inédito de Jorge Luis Borges)
Ya somos el olvido que seremos.
El polvo elemental que nos ignora
y que fue el rojo Adán y que es ahora
todos los hombres y que no veremos.
Ya somos en la tumba las dos fechas
del principio y del término, la caja,
la obscena corrupción y la mortaja,
los ritos de la muerte y las endechas.
No soy el insensato que se aferra
al mágico sonido de su nombre;
pienso con esperanza en aquel hombre
que no sabrá que fui sobre la tierra.
Bajo el indiferente azul del cielo
esta meditación es un consuelo.
2. Ayer - Mario Benedetti
Ayer pasó el pasado lentamente
con su vacilación definitiva
sabiéndote infeliz y a la deriva
con tus dudas selladas en la frente
ayer pasó el pasado por el puente
y se llevó tu libertad cautiva
cambiando su silencio en carne viva
por tus leves alarmas de inocente
ayer pasó el pasado con su historia
y su deshilachada incertidumbre/
con su huella de espanto y de reproche
fue haciendo del dolor una costumbre
sembrando de fracasos tu memoria
y dejándote a solas con la noche.
3. Amor constante más allá de la muerte - Francisco de Quevedo y Villegas
Cerrar podrá mis ojos la postrera
Sombra que me llevare el blanco día,
Y podrá desatar esta alma mía
Hora, a su afán ansioso lisonjera;
Mas no de esotra parte en la ribera
Dejará la memoria, en donde ardía:
Nadar sabe mi llama el agua fría,
Y perder el respeto a ley severa.
Alma, a quien todo un Dios prisión ha sido,
Venas, que humor a tanto fuego han dado,
Médulas, que han gloriosamente ardido,
Su cuerpo dejará, no su cuidado;
Serán ceniza, mas tendrá sentido;
Polvo serán, mas polvo enamorado.
4. Soneto XL (Soneto tomado de Cien Sonetos de amor de Pablo Neruda)
Era verde el silencio, mojada era la luz,
temblaba el mes de Junio como una mariposa
y en el austral dominio, desde el mar y las piedras,
Matilde, atravesaste el mediodía.
Ibas cargada de flores ferruginosas,
algas que el viento sur atormenta y olvida,
aún blancas, agrietadas por la sal devorante,
tus manos levantaban las espigas de arena.
Amo tus dones puros, tu piel de piedra intacta,
tus uñas ofrecidas en el sol de tus dedos,
tu boca derramada por toda la alegría,
pero, para mi casa vecina del abismo,
dame el atormentado sistema del silencio,
el pabellón del mar olvidado en la arena.
5. Sonetos I - Ocatvio Paz
Inmóvil en la luz, pero danzante,
tu movimiento a la quietud se cría
en la cima del vértigo se alía
deteniendo, no al vuelo, sí al instante.
Luz que no se derrama, ya diamante,
detenido esplendor del mediodía,
sol que no se consume ni se enfría
de cenizas y fuego equidistante.
Espada, llama, incendio cincelado,
que ni mi sed aviva ni la mata,
absorta luz, lucero ensimismado:
tu cuerpo de sí mismo se desata
y cae y se dispersa tu blancura
y vuelves a ser agua y tierra oscura.
No siendo más, quiero agradecerles por ver estos bellos sonetos. El número y el orden de los sonetos no influye en mi predilección, si los escogí fue aleatoriamente de los sonetos favoritos con los que me he cruzado.
¡ABRAZOS Y GRACIAS!
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